1. ¿Puedes hablarnos de tu formación y de lo que te llevó a trabajar en la Industria Farmacéutica?
Mi primer contacto con las ciencias de la salud viene ya de la niñez; disfrutaba leyendo los prospectos de distintos medicamentos. Siempre me gustaron las ciencias, particularmente la química, pero no sabía qué trayectoria podía ofrecerme. Durante mi carrera, mis temas favoritos siempre han estado relacionados con la fabricación de medicamentos. Al finalizar la carrera, decidí estudiar un Máster Técnico en Industria Farmacéutica donde aprendí sobre asuntos regulatorios, buenas prácticas de fabricación (GMP), cualificaciones y validación. Desde entonces, he trabajado en los departamentos tanto de Regulatorio como de Calidad en una variedad de funciones.
Al inicio de mi carrera trabajé para empresas multinacionales como Menarini y Novartis, para luego pasar a roles de consultoría donde aprendí todo sobre el ciclo de vida del producto; no solo de medicamentos, sino también de productos sanitarios, complementos alimenticios, cosméticos y biocidas. En consultoría tuve la oportunidad de acercarme más a la parte de negocio, asumiendo responsabilidades comerciales y de dirección general a nivel internacional, lo que me dio una gran visión del sector y también me aportó gran crecimiento profesional.
Después de este período, me incorporé a una startup para ayudar a su expansión geográfica en países emergentes durante cinco años, y esta experiencia me dio otro punto de vista. Ver nacer una empresa, con las dificultades, los errores, los cambios de estrategia, los aciertos y los fracasos que la acompañan, ¡me ha permitido afrontar casi cualquier proyecto!
2. ¿Qué te impulsó a pasarte a una empresa centrada en la investigación, el cultivo y el suministro de cannabis medicinal?
Elegí Linneo porque me gusta el reto de trabajar en sectores emergentes, y también prefiero trabajar en la sede de una empresa, donde están enfocados en la estrategia. El cannabis medicinal es un gran sector emergente, pero todavía tiene un largo camino por recorrer. Las autoridades sanitarias están cada vez más abiertas a regular el cannabis medicinal tratar el dolor crónico y agudo (artritis o dolor neuropático), para reducir los síntomas relacionados con el cáncer (dolor, náuseas y disminución del apetito) o incluso para tratar la ansiedad o el insomnio. No es una cura, pero representa una opción de tratamiento paliativo que puede mejorar la calidad de vida de los pacientes en cuanto a salud se refiere. Trabajo en este sector porque creo en el potencial del cannabis medicinal.
3. ¿Cuáles han sido tus prioridades desde que llegaste a Linneo Health? ¿Cómo es tu papel en el día a día?
Mi gran prioridad ha sido conocer más a fondo cannabis medicinal como producto, cómo se comporta durante el proceso de fabricación y también durante su vida útil. Este producto es mucho más complejo que cualquier sustancia química, ya que es una planta, por lo que tiene dificultades a nivel agrícola además de las propias relativas a la industria farmacéutica, lo cual es nuevo para mí.
La legislación es otra cuestión; no es tan sencillo como seguir la legislación vigente relacionada con medicamentos o plantas medicinales. Cada país tiene su propia legislación, no hay ninguna armonización europea. Por ejemplo: en España, donde tiene su sede Linneo, todavía no existe una legislación para vender cannabis medicinal, aunque se está preparando, por lo que, si bien estamos autorizados para cultivar y producir nuestros productos, no se pueden vender dentro del territorio español.
4. ¿Por qué la calidad y la regulación son tan importantes tanto para Linneo como para la industria del cannabis medicinal?
La calidad es muy importante; como he mencionado antes, el cannabis medicinal es un producto complejo y, debido a que es un estupefaciente, existen estándares muy estrictos. Cada lote debe controlarse minuciosamente para evitar que sea rechazado, lo que podría afectar negativamente al negocio.
La regulación del cannabis medicinal se está extendiendo, pero varía en cada país. La relación entre Linneo y las autoridades sanitarias es muy importante para que puedan conocer mejor nuestro producto. En última instancia, todos tenemos un mismo objetivo: ayudar a los pacientes proporcionándoles medicamentos de alta calidad, seguros y eficaces.
5. En tu opinión, ¿cuáles son los mayores retos a los que se enfrenta actualmente el sector del cannabis terapéutico?
En mi opinión, actualmente el mayor desafío es el estigma que rodea al cannabis medicinal. El descubrimiento del sistema endocannabinoide en humanos fue en 1988, lo que significa que muchos médicos no recibieron formación en este sistema, y por este motivo a menudo resulta difícil contemplar el cannabis como un medicamento y no como una droga recreativa. Si el cannabis debe ser recetado por médicos y dispensado por farmacéuticos, necesitamos que estos profesionales realmente crean en el producto y, para que eso suceda, la industria farmacéutica tiene que hacer un esfuerzo para formar, informar y demostrar la evidencia.
6. ¿Cómo crees que será el sector dentro de cinco años? ¿Qué esperas del futuro del sector?
Confío en que tendremos un horizonte en el que exista una regulación armonizada en más países europeos; donde tengamos un portfolio más amplio que incluya aún más productos para los pacientes, y más personas que crean en el cannabis medicinal. Quizás el estigma se mantenga durante los próximos cinco años, pero espero que las comunidades de médicos y farmacéuticos consideren el cannabis como un medicamento que puede ayudar a los pacientes a mejorar su calidad de vida.